«Hoy me propongo fundar un partido de sueños,
talleres donde reparar alas de colibríes.
Se admiten tarados, enfermos, gordos sin amor,
tullidos, enanos, vampiros y días sin sol.
Hoy quiero patrocinar el candor desahuciado,
esa crítica masa de Dios que no es post ni moderna.
Se admiten proscritos, rabiosos, pueblos sin hogar,
desaparecidos, deudores del banco mundial.
Por una calle descascarada,
por una mano bien apretada.
Hoy voy a hacer asamblea de flores marchitas,
de desechos de fiesta infantil, de piñatas usadas,
de sombras en pena del reino de lo natural.»